INFORME DEL ENSAYO
Lo que se refiere a educación es algo ya muy discutido y siempre discutible. Pero, además de ser objeto de discusión por parte de muy diversas teorías, es una realidad en todo grupo social. Se trate de una familia o de una gran nación, existen saberes y conductas que se transmiten y exigen un esfuerzo de aprendizaje, cuyos frutos benefician tanto al individuo como al grupo o sociedad en su conjunto.
Es decir que el concepto básico de educación es impensable sin el concepto y la realidad del aprendizaje, el cual, a su vez, va inseparablemente acompañado y gradualmente facilitado por la enseñanza, en un contexto social.
Resulta necesario que aprendamos a aprender, entre otras cosas darle al lenguaje oral y escrito, a su uso, la importancia que tienen, junto con la necesaria lectura de textos, redacción de notas, fichas de lectura, redacción de pequeños textos sobre las lecturas realizadas. Si desde la casa, en la edad mas tierna, se les acerca a la lectura por el solo placer, cuando estos niños lleguen a la escuela, se los estimulará en el gusto por la lectura y la escritura, quizás de esa forma comprenderán que el estudiar no sea una carga, que la lectura no fuese una obligación, sino una fuente de alegría y de placer, lo que revelaría una mejor calidad en nuestra educación. La lectura crítica de los textos y del mundo tiene que ver con su cambio en proceso.
El aprendizaje parece ser el esfuerzo y el proceso por el que las personas adquieren, dominan y aprovechan la experiencia individual y social pasada, en función del futuro y de la adecuación de las conductas con el medio social, en vistas al bien tanto personal como común.
Ha surgido así a lo largo de los siglos, el problema de qué contenido debe aprehenderse para que una persona sea educada, de qué forma debe aprenderse y para qué finalidad. Lo que es educación implica el proceso de aprender, pero en función de cierta forma de ser, acorde con una determinada idea de lo que es o debe ser el hombre y la sociedad en la que vive.
La finalidad de la educación, el "para qué educamos", ha sido con frecuencia el resultado de un interjuego entre lo que cada individuo (según sus ideas o ideales, sus proyectos personales) desea y puede aprender y ser, y lo que la sociedad (según sus preferencias hechas leyes, sus ideales sociales o ideologías) le exige a los individuos que aprendan si desean integrarse a ella y sobrevivir.
Esta interacción entre los individuos (con sus propias visiones y valoraciones personales, y la sociedad, con sus propias vigencias) ha sido fructuosa semilla de renovación en la educación. Porque no sólo los individuos geniales han conseguido cambiar a veces a las sociedades. Estas, a su vez, al cambiar han educado de manera diversa a los hombres. Tomando como referente a Paulo Freire, quien nos convoca a pensar acerca de lo que los maestros deben saber y de lo que deben hacer, en el proceso enseñanza aprendizaje, en educar para lograr la igualdad, la transformación y la inclusión de todos los individuos en la sociedad. Que la práctica de los profesionales de la educación estarán comprometidos tanto con la enseñanza como con el aprendizaje, dado que no existe una sin la otra, que enseñar no es transferir conocimientos, que existe una interacción entre educar y enseñar y que demandan del diálogo con y el respeto por el educando y por su concepción del mundo.
Ponderó la capacidad del educador de tomar decisiones que transformen las realidades de los estudiantes, en esperanzadoras y llenas de posibilidades. Lo necesario es la fuerza creadora del aprender, de la que forman parte la comparación, la repetición, la comprobación, la duda rebelde, la curiosidad insatisfecha. Es en este sentido que es posible aprender críticamente. Y esas condiciones implican la presencia de educadores y de educandos creadores, investigadores, inquietos, curiosos, humildes y persistentes, solo así se puede hablar de saber enseñado, en que el objeto enseñado es aprehendido en su razón de ser y por lo tanto , aprendido por los educandos, percibiéndose así la importancia del papel del educador
La educación parece implicar un proceso de desarrollo que se aprende. En consecuencia implica que el docente tenga presente qué piensa acerca de los que es o puede llegar a ser el hombre en un contexto social. Esto supone esclarecerse también la relación de las personas individuales con el todo social, sus tradiciones, sus profesiones, sus competencias, sus exigencias sociales.
La educación se da cuando cada hombre actualiza, hace real esa posibilidad que tiene. Y la posibilidad de perfeccionarse que tienen los seres humanos no solo se da en el ámbito de las acciones, ni en el de la racionalidad, ni en el solo ámbito de los sentimientos, o de las conductas sociales; sino en la sede de la persona íntegra (lo que incluye el perfeccionamiento moral: justicia, bondad, caridad, etc.). La educación es una forma adquirida y habitual de vivir aprendiendo; de aquí que la educación no es sólo lo aprendido, sino una forma de vivir lo aprendido; es una segunda naturaleza. Esta finalidad sería arbitraria si no fuese pensada como el desarrollo lo más pleno posible de la persona; como el pasaje de lo que puede ser a lo que realmente llega a ser (con el esfuerzo de cada uno y con la ayuda de los demás) Una persona educada es una persona autónoma y, desde su autonomía, construye los valores sociales o compartidos. Una persona madura, educada, "tiende a rechazar las máscaras", a "no actuar en función de las expectativas de los otros;...a ser ella misma, sus sentimientos más auténticos, ser lo que es". "El individuo llega a apreciar a los demás por lo que son, así como llegó a valorarse por lo que realmente es".
Debemos tener presente que el proceso educativo se realiza entre personas, lo que lo inserta en un ámbito social. La sociedad exige y ofrece cierta objetividad a las conductas personales; pero las personas, por su parte, son fuentes de creatividad para la renovación y cambio social. En este contexto, podemos comenzar a ver al proceso educativo como un proceso de aprendizaje que exige esfuerzo personal e integración social, respetando sus valores. Para llegar a formar una sociedad autónoma y critica, que respete los pensamientos de los demás y haga valer los propios, sin tener el temor a lo tecnológico o lo nuevo. Personas con la mente abierta a los cambios sociales y mundiales.
ARIEL GUSTAVO TRONCOSO
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