Ensayo
Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la practica educativa.
Paulo freire.
1. NO HAY DOCENCIA SIN DISCENCIA
En este capitulo, paulo freire intenta reafirmar el concepto de que los educadores no son simples transmisores de conocimiento.
Mas bien, son personas que forman y que a la vez son reformados por el objeto de forma, y que a la vez, el educando, no es un simple receptor de conocimientos, sino que es un ser que se forma, y que a la vez forma al formador.
Plantea que al enseñar, le precede el aprender. Pues no se puede enseñar lo que no se aprendio.
El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión.
Es decir, debe estimular en todo momento la capacidad critica y la capacidad de la curiosidad del educando
Lo necesario es que, aun subordinado a la práctica "bancaria", el educando mantenga vivo el gusto por la rebeldía que, agudizando su curiosidad y estimulando su capacidad de arriesgarse, de aventurarse, de cierta forma lo "inmuniza" contra el poder aletargante del "bancarismo". En este caso, es la fuerza creadora del aprender, de la que forman parte la comparación, la repetición, la comprobación, la duda rebelde, la curiosidad no fácilmente satisfecha, lo que supera los efectos negativos del falso enseñar. Ésta es una de las ventajas significativas de los seres humanos -la de haberse tornado capaces de ir más allá de sus condicionantes.
También remarca que parte de la tarea docente es no sólo enseñar los contenidos, sino también enseñar a pensar correctamente.
De lo contrario, los educandos, solo se hacen magnificos repetidores de lo que se le dijo, pero son incapaces de relacionar los conceptos con lo que vive a su alrededor, cuando la relación realmente existe.
Menciona que para poder enseñar a pensar correctamente, se debe saber pensar correctamente.
Enseñar requiere investigación, seguir indagando, e indagándome.
Es fundamental respetar los saberes previos de los educandos, y aprovecharlos para la enseñanza misma.
La educación debe estar totalmente alejada de la divinacion o la demonización de las tecnologías.
Debe rechazar cualquier tipo de discriminación, y basarse en la naturaleza humana en si. Sin distinción alguna.
2. ENSEÑAR NO ES TRANSFERIR CONOCiMiENTO
Me gusta ser persona porque, inacabado, sé que soy un ser condicionado pero, consciente del inacabamiento, sé que puedo superarlo. Ésta es la diferencia profunda entre el ser condicionado y el ser determinado.
El educando posee cultura y autonomía, las cuales hay que respetar.
El educador debe tener ética y buen juicio en el acto de educar.
No es posible respetar a los educandos, su dignidad, su ser en formación, su identidad en construcción, si no se toman en cuenta las condiciones en que ellos vienen existiendo, si no se reconoce la importancia de los "conocimientos hechos de experiencia” con que llegan a la escuela. El respeto debido a dignidad deI educando no me permite subestimar, o Io que es peor, burlarme del saber que él trae consigo a la escuela.
Enseñar exige humildad. tolerancia y lucha en defensa de los derechos de los educadores
A esta altura, creo poder afirmar que toda práctica educativa demanda la existencia de sujetos, uno que, al enseñar, aprende, otro que, al aprender, enseña, de allí su cuño gnoseológico; la existencia de objetos, contenidos para ser enseñados y aprendidos, incluye el uso de métodos, de técnicas, de materiales; implica, a causa de su carácter directivo, objetivo, sueños, utopías, ideales.
Es necesario esperanza para creer que se puede enseñar y aprender, y alegría para tener fuerzas para sobrepasar todo aquello que se oponga a la alegría.
Enseñar exige la convicción de que el cambio es posible
Como educador, necesito ir "leyendo" cada vez mejor la lectura del mundo que los grupos populares con los que trabajo hacen de su contexto inmediato y del más amplio del cual el suyo forma parte
Se necesita fomentar la curiosidad del educando, de lo contrario, no solo se negara la curiosidad del educando, sino la propia del educador.
El ejercicio de la curiosidad convoca a la imaginación, a la intuición, a las emociones, a la capacidad de conjeturar, de comparar, para que participen en la búsqueda del perfil del objeto o del hallazgo de su razón de ser.
3. ENSEÑAR ES UNA ESPECIFICIDAD HUMANA
La enseñanza exige competencia profesional. Ninguna autoridad docente se ejerce sin esa competencia. El profesor que no lleve en serio su formación, que no estudie, que no se esfuerce por estar a la altura
de su tarea no tiene fuerza moral para coordinar las actividades de su clase.
Debe dejar de lado la arrogancia en el acto de juzgar.
Manifestar a los educandos la fundamentalidad de respetar y ser respetados.
Es necesario enseñar con libertad, y autoridad, pero sin caer en una actitud libertina de encontrar abusos de autoridad, cuando solo fue un uso legitimo de tal.
Es completamente necesario aprender a escuchar, para aprender a hablar con los educandos, y poder transformar el discurso, para no caer en un habla impositiva.
No debemos caer en el autoritarismo de creer que somos dueños de la verdad, pues no es asi.
Quien tiene algo que decir, debe asumir el hecho que no es el único que tiene algo que decir, y que además, tiene el derecho de decirlo.
Aun sin pegarle físicamente, el profesor puede golpear al educando, provocarle disgustos y perjudicarlo en el proceso de su aprendizaje. La resistencia del profesor, por ejemplo, a respetar la "lectura de mundo" con la que el educando llega a la escuela, obviamente condicionada por su cultura de clase y revelada en su lenguaje, también de clase, se convierte en un obstáculo a la experiencia de conocimiento del alumno.
La falta de respeto a la lectura de mundo del educando revela el gusto elitista, por consiguiente antidemocrático, del educador que, de esta manera, sin escuchar al educando, no habla con él. Deposita en él sus comunicados.
Enseñar exige disponibilidad para el diálogo
Los educadores no sabemos todo, por lo tanto, no hay que tener vergüenza de admitirlo. Todos sabemos algo, y desconocemos mucho.
Hay que querer a los educandos, y al acto educativo.
No somos mejores educadores cuanto mas frios o rigidos seamos.
Mi apertura al querer bien significa mi disponibilidad a la alegría de vivir. Justa alegría de vivir, que, asumida en plenitud, no permite que me transforme en un ser "almibarado" ni tampoco en un ser áspero y amargo.
Debemos estar convencidos que al asumirnos como personas históricas en la enseñanza, ayudamos también a los educandos a verse como tal, y asi, nos convertimos en personas mas personas.
Conclusión:
El fin de la educación debe ser de formar a los educandos, y despertar sus capacidades y su conciencia para que sean capaces y tengan la movilidad necesaria para poder adueñarse de sus espacios y desde allí, poder construir un espacio mejor.
Fomentar la reacción hacia todo aquello que va en contra de la propia humanidad del ser humano. Crer personas librepensantes que, puedan tener la capacidad de acción, y puedan proclamarlo.
Esto es una relación bidireccional, en la cual el educando y el educador, se benefician, pues ambos salen construidos de dicha relación. Ambos con una visión mas ampliada de la realidad, y por ende, mas clara.
Al aclararse las distintas realidades, se comprende mejor todo aquello que es necesario, saber, decir, accionar y formar, para que se puedan relizar cambios.
La reflexión final, es que en el ciclo 2011, todos debemos refundar nuestros papeles en función del acto educativo. Debemos hacerlo a nivel de educando y educadores, ya que cumplimos ese doble papel. Debemos afilar esas capacidades que nos permitirán transmitir a los educandos esa chispa que les permitirá generar en ellos mismos, esa resistencia y esperanza de que para cambiar algo, hay que hacer algo.
Autor: Velázquez Jonathan.
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